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“El Rey y el mar”: entrevista al autor

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El Rey y el mar. Juan Carlos I, historia de una pasión. Ignacio Gómez-Zarzuela Ros. RBA, 2012. 240 pp. 28 euros.

España Real: ¿Cree usted que sirvió la afición náutica del rey Alfonso XIII para acercarse a la burguesía vasca cuya pujanza era evidente en ese momento?

Ignacio Gómez-Zarzuela: Sí, yo creo que es uno de los escenarios en los que él encontró que tenían más cosas en común, porque al fin y al cabo él se dio cuenta de la afición que había allí por la navegación y vio también sobre todo que esa gente era la que estaba allí tirando del carro de la economía del país. Como él tenía también afición al mundo náutico fue un gran punto de encuentro. Y ya no solo en lo que se refiere a la propia vela con el Hispania, con el que él competía sino que también estaba el Giralda, que digamos que era un poco la extensión de la residencia real allí. En el Giralda, como ha pasado ahora con el Fortuna con el Rey Don Juan Carlos, era donde despachaba tareas diplomáticas, donde se dirigía a la gente y que le sirvió un poco para generar ese escenario común con ellos.

Desde luego esta afición del Rey va más allá de estos efectos y dice usted que con la popularidad de las regatas, que fueron muy impulsadas por Alfonso XIII, nace casi la industria del turismo en España.

Eso me llamó mucho la atención, porque es evidente que la industria del turismo en España nace por muchos motivos, pero uno de los principales fue ese: al desarrollar esas actividades en unos entornos lúdicos, la vela tiraba del carro de muchísima gente que se acercaba a esas zonas de playa, ya no sólo para darse un baño de mar, como se decía en la época, sino para seguir las regatas y seguir las competiciones que se podían ver allí mismo. Así que podemos decir que fue otro de los aspectos que influyó muchísimo para que empezara a generar toda esa industria.

Volviendo al rey actual, nos pareció muy interesante un episodio curioso, que fue el de Burberry, que indica que el rey incluso marca tendencia en la moda. Pero más allá de la pura anécdota, ¿podemos sacar como conclusión de ese episodio que las actitudes o las acciones del rey puedan ejercer una influencia en la sociedad actual?

Me lo contaba el propio José Cusí. Dice que hablando con el presidente de Burberry, Eugenio Mora, le decía : “José, mira, he hecho 15000 jerseys y os lo habéis puesto vosotros en el barco y ya se me han acabado” y decía José [Cusí]: “lo que pasa no es que nos lo hayamos puesto en el barco es el que el Rey se lo ha puesto”. La gente lo vio y encima en esa época no había tradición de que los equipos fueran uniformados, a lo mejor llevaban una camiseta blanca todos y ya está, pero eso que tenemos hoy en día tan asumido que es que en un equipo deportivo vayan todos vestidos iguales no existía; entonces fue un doble aspecto llamativo para la gente: ver a un equipo todos iguales y encima con algo que más o menos tenía calidad y que era bonito, y que además el Rey lo llevaba. Por lo tanto, se juntaron estos dos factores y pasó la historia que contamos ahí.

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Don Juan Carlos junto a su padre en el Saltillo


Estamos hablando de la influencia que ejerce el Rey en el deporte y seguiremos hablando de ella pero también sería interesante ver de qué manera el deporte y en este caso la vela influye en la personalidad, en el carácter del Rey y en su labor como Jefe del Estado.

Yo creo eso es una de las cosas que más me ha llamado la atención en el libro, porque yo cuando empecé con toda esta investigación fue por un tema evidentemente deportivo, yo quería hacer una historia del Bribón, también extenderme a los juegos olímpicos en los que participó, pero luego me di cuenta de varias cosas: primero lo que comentábamos en un principio, la constancia que había tenido Alfonso XIII en el mar y luego, cuando me puse a investigar en la figura de Don Juan y su afición por el mar me quedé alucinado porque caí en la cuenta de que Don Juan era un marinero: tenía un ancla tatuada y el hombre se pasaba temporadas enteras en el mar. Entonces, ya empezó a salirme la reflexión que tú comentabas, es decir: no es que al rey le haya gustado la vela o el mar es que la vela ha sido muy importante para marcar su formación como persona, porque al fin y al cabo tú cuando navegas, necesitas muchos valores también. El hecho de que toda la tripulación funciona como una piña, que hay momentos en los que corres riesgos sobre todo con travesías como las que él hacía con Don Juan, que a lo mejor se iban varios días por el mar; necesitas también un contacto con la naturaleza, necesitas toda una serie de valores que al final a él le han ayudado mucho. También influyen los entornos en los que te mueves porque él se ha sentido muy cómodo durante toda su vida en esos entornos marineros de regatistas, de gente que entendía igual que él la pasión que tienen por salir a navegar.

¿Podemos decir que Don Juan Carlos sea una pieza clave en la modernización de este deporte de vela?

Brutal. Además en varios aspectos: primero, evidentemente en la popularización y en la atracción de patrocinadores, porque al final el hecho de que él practique la vela hace que los medios de comunicación estén presentes porque a la gente es un tema que le interesa; entonces las firmas que inviertan en vela ven recompensadas su inversión con un retorno en medios. Y luego también ha sido muy importante para la generación de una industria náutica en España por muchos aspectos, pero sobre todo porque cuando José Cusí o el Rey decidieron hacer un modelo de Bribón (Bribones ha habido 15 a lo largo de la historia, porque esto es como un Formula 1: son barcos de alto nivel que al final se hacen viejos y entonces tú tienes que apostar por otros modelos) eran seguidos por una multitud de armadores que al fin y al cabo querían estar compitiendo contra ellos en el mismo campo de regatas. Entonces si el Rey y José Cusí decidían apostar por un modelo de barco construido en un astillero español, éste pasaba a tener muchísimo trabajo, ya no solo el Bribón sino todos los barcos que querían competir contra él. Lo mismo ocurrió con diseñadores, con gente experta en vela, con gente experta en mástiles… todo eso hizo que se tuviera que formar mucha gente que a lo mejor tenía un mercado más limitado y tenía que ir a estudiar o trabajar fuera y ahora pasaban a tener en España la posibilidad de hacerlo. Por poner un ejemplo, en la Copa América de Valencia el experto en vela del Oracle del equipo USA, que era el que más presupuesto tenía, es Juan Meseguer, que es un chaval de Valencia, y eso, si no hubiese habido esa tradición que empezó a marcar el Rey pidiendo que hubiera una industria española que la creara, no se hubiera dado.

Y luego también hay una tercera parte, que son las grandes competiciones del mundo náutico en España, hemos tenido la Copa America y la Volvo Ocean Race: eso para la vela es como tener el mundial y las olimpiadas, y además esto lo obtuvimos en poco tiempo, en la última década. Si el Rey no ejerce sus influencias o facilita las cosas hubiera sido mucho más complicado que viniese. A mí me pasó una anécdota cuando el 26 de noviembre de 2003 se anunció en Ginebra que Valencia iba a ser la sede de la Copa America. Cogí un taxi, el taxista era gallego, y le cuento para qué vengo [a Ginebra] y me dice: “hombre vais a Valencia seguro” y digo: “¿como lo sabe usted?” ”Pues porque el rey ha venido aquí varias veces a hablar con Ernesto Bertarelli (que era la persona que tenía que tomar la decisión para facilitarle las cosas) y aquí se sabe que va a ser Valencia porque el rey a hecho mucho porque sea”. Hasta ese punto ha llegado la influencia, por eso podemos decir que, por un lado los patrocinadores y los medios y por otro la industria náutica y en tercer lugar, el hecho de albergar grandes competiciones son cosas que sin su influencia habrían sido diferentes; yo no sé cómo hubiera sido, como hubiese evolucionado la vela, pero habría sido más complicado.

Queda patente en su libro que los barcos del Rey no sólo sirven para la competición o para el ocio sino que también tienen un papel destacado en la labor de Don Juan Carlos como Jefe de Estado en sus encuentros con otras autoridades.

Ese es un tema que estuve dudando si tratarlo o no, porque al fin y al cabo yo lo que quería hacer era hablar de deporte, pero al final volvemos a lo que comentábamos antes: el mar y la vela han sido un tema muy importante, ya no sólo en el Rey sino en Don Juan y en Alfonso XIII. Entonces, si Alfonso XIII recibía la gente en el Giralda, si Don Juan aprovechaba el Saltillo para ir a reunirse con Franco que venía en el Azor, el Rey también ha usado el Fortuna para recibir a altas personalidades. Cuando él estaba en Mallorca en verano venía Clinton, como se puede leer en el libro, y se iba al Fortuna a despachar con él. Yo creo que eso además, en el tema de la diplomacia, ayuda mucho porque no es lo mismo plantear una reunión en la que tú quieres conseguir algo de alguien en un entorno serio de palacio, que en un entorno lúdico.

¿Qué es lo que nos puede aportar al país el que tengamos una Familia Real deportista?

Yo creo que sobre todo identificación, porque España es un país ya no sólo de aficionados al deporte, sino que lo practicamos por clima, por tradición, y el hecho de que ellos sean deportistas ayuda mucho a ver que tienen las mismas preocupaciones e intereses y hobbies que nosotros. En el prólogo, el Príncipe habla de algo que me hizo mucha ilusión: que uno de los pocos aspectos en los que la Familia Real tenía piques amistosos entre ellos era por la vela. En los años noventa en la línea de salida de la copa de vela se veía al Bribón con el Rey a la caña, el Cam con el Príncipe y la infanta Cristina con el Azur de Puig. Luego van a Marivent por la noche, a la cena y lo que hacen es picarse y eso también es muy bonito porque es también lo que nos pasa a todos. Por lo tanto, este hecho junto a los valores sanos y positivos del deporte que ellos practican, transmite una imagen muy positiva.


Alberto LÓPEZ SERRANO